saliendo de su santuario, las dos figuras entran en la ciudad empapada de lluvia, abrazando plenamente su dualidad: héroes y amantes, fuertes pero vulnerables. A medida que los cielos se abren, las gotas se mezclan con el sudor y las emociones de su noche, limpiando las barreras que quedan. La capa de Batman revolotea dramáticamente en el viento mientras la piel de su pareja brilla con la lluvia, ambos como si la besaran los elementos. En medio de los elevados rascacielos y las tenue luces de la ciudad, encuentran su propio centro de atención, sosteniéndose unos a otros cerca, la lluvia bautizando su nuevo capítulo. Aquí en este momento son irrompibles