imagina una escena en la que Remy, el ratón chef de “Ratatouille”, está sentado en un pequeño escritorio adaptado a su tamaño. Aunque está acostumbrado a cocinar, ahora está rodeado de mini ordenadores y gadgets electrónicos que muestran diferentes ambientes de desarrollo de software. Remy, con su pelaje azul-grisáceo detalladamente renderizado y ojos expresivos, mira con curiosidad y determinación a la pantalla principal, donde parece estar escribiendo líneas de código. Junto a él, hay un pequeño tazón con trozos de queso como aperitivo y un diminuto cuaderno donde ha garabateado algoritmos. En el fondo, una mini pizarra muestra diagramas y notas, que combinan recetas culinarias con estructuras de programación.