una imagen inquietante y atmosférica que combina técnicas de acuarela y dibujo al carbón, recordando el estilo distintivo de Guy Ritchie En el centro de atención hay un rostro espeluznante, casi esquelético, con ojos vacíos y boca abierta, realizado en tonos profundos de carbón. Salpicaduras y rayas de acuarela carmesí emanan del rostro, evocando sangre u otro fluido visceral. El fondo está hecho en tonos grises y negros apagados, con gotas ocasionales de acuarela y manchas de carbón, añadiendo un sentimiento de caos y inquietud al ambiente. Los bordes de la imagen son rudos y texturizados, con el rostro pareciendo surgir o disolverse en la oscuridad circundante. La composición general transmite una sensación de horror, decadencia y lo macabro.