sin embargo, Ariel tenía una forma diferente de disfrutar ese momento. Aunque le gustaba el arcoíris en el cielo, ella tenía su propio arcoíris, uno que podía tocar y con el que podía jugar. que contenga un pinzel en la mano.Un día, después de una lluvia suave, Ariel salió al parque central de Coloralia con una caja de tizas de colores. Se arrodilló y comenzó a dibujar en el suelo mojado. Los niños, curiosos, se acercaron para ver qué estaba haciendo.